Abstracto

El envejecimiento de la sociedad y las nuevas tecnologías médicas: el reto de las aseguradoras de salud para satisfacer las expectativas de los consumidores y los gobiernos

Pedro Zweifel

En las últimas décadas, las nuevas tecnologías médicas han aumentado los costos en lugar de reducirlos, a diferencia de la innovación tecnológica en la industria. Por lo tanto, las nuevas tecnologías médicas han contribuido de manera importante al aumento del gasto en atención médica, que también recae sobre las aseguradoras de salud, tanto sociales como privadas. Al mismo tiempo, los avances médicos siguen dando como resultado un aumento de la esperanza de vida y una mejora de la calidad de vida, lo que crea presión sobre las aseguradoras de salud para que los incluyan en su lista de beneficios. Sin embargo, las contribuciones, en particular al seguro de salud social, no han seguido el ritmo de los beneficios futuros prometidos, lo que ha provocado un déficit de financiación en la mayoría de los países occidentales.

En esta situación, las aseguradoras de salud se encuentran bajo presión de dos lados. Por un lado, los gobiernos esperan que frenen el aumento de la HCE y de las contribuciones. Por otro lado, los asegurados parecen estar interesados ​​en tener acceso a las últimas innovaciones médicas. Este conflicto de intereses se ve exacerbado por la sospecha que genera el hallazgo de que la HCE aumenta sustancialmente a medida que se acerca la muerte, independientemente de la edad, lo que refleja el uso de la innovación médica en beneficio de personas que no sobreviven mucho tiempo. Por lo tanto, la HCE que refleja el uso de la tecnología médica más reciente a menudo constituiría una inversión en salud con un rendimiento muy limitado.

Esta contribución pretende arrojar luz sobre estas cuestiones. Su punto de partida es un ideal del hombre (occidental), a saber, "permanecer perfectamente sano y caer muerto cuando llegue el momento"; sin embargo, existen diferencias culturales, como señala. Este deseo induce a los esfuerzos por superar la brecha entre el estado de salud efectivo e ideal, que es más amplia justo antes de la muerte. Por lo tanto, gran parte de la atención médica se emplea precisamente en ese momento, lo que da como resultado una "explosión de costos justo antes de la muerte".

En la actualidad, las aseguradoras sociales, al ser sistemas monopolísticos, pueden recurrir a una variedad de medidas para frenar el aumento de la atención médica asistida, como limitar la elección de proveedores a médicos y hospitales conscientes de los costos, como en el caso de la atención médica administrada, excluir o al menos retrasar la cobertura de nuevas tecnologías médicas, racionar su uso (especialmente por parte de los ancianos) e imponer copagos. En principio, estas medidas también están a disposición de las aseguradoras de salud privadas; sin embargo, deben ser aceptables para sus miembros, que están acostumbrados a tener una elección más amplia en lugar de restringida en materia de atención médica.

Como las preferencias en materia de seguros de salud no se pueden medir fácilmente, este artículo presenta evidencia de cuatro experimentos de tipo de elección discreta (DCE, por sus siglas en inglés), en los que se hace que los encuestados elijan repetidamente entre un status quo y una alternativa hipotética. El primer DCE sugiere que tanto las restricciones de tipo de atención administrada como los copagos son rechazados por los miembros del seguro social tanto en los Países Bajos como en Alemania, aunque no siempre con mayor fuerza por los de mayor edad. Para superar esta resistencia, los consumidores tendrían que ser compensados ​​sustancialmente con primas de seguro de salud reducidas. El segundo estudio muestra que, al menos entre los consumidores suizos, un retraso de sólo dos años en el acceso a nueva tecnología médica también tendría que ser compensado con reducciones de primas de más del 30 por ciento en el grupo de mayor edad. Volviendo a casos específicos de innovación médica, un DCE que involucra a ciudadanos suizos de edad avanzada descubre que su disposición a pagar por un protector de cadera diseñado para reducir su riesgo de fractura de fémur es negativa. Por lo tanto, incluir protectores de cadera en la lista de beneficios del seguro de salud no habría tenido sentido en ese momento. El cuarto estudio llega hasta el final para aplicar el criterio de costo-beneficio a la innovación médica. El criterio de costo-beneficio compara la disposición estimada a pagar de los miembros alemanes de la seguridad social con el costo adicional (y, por lo tanto, la contribución al seguro) que causa la inclusión de un nuevo medicamento para el tratamiento de la diabetes en la lista de beneficios. Si este valor excede el costo adicional, una aseguradora privada puede aceptar con seguridad la innovación sin correr el riesgo de que los miembros cancelen sus pólizas porque su disposición a pagar por la nueva tecnología médica no alcanza a cubrir su costo en términos de prima. Por lo tanto, el criterio de costo-beneficio ayuda a las aseguradoras, tanto sociales como privadas, a satisfacer las expectativas de sus miembros (que desean tener acceso a la innovación pero no les gusta pagar contribuciones más altas) y de los gobiernos (que desean ver estabilizada la asistencia sanitaria).

Descargo de responsabilidad: este resumen se tradujo utilizando herramientas de inteligencia artificial y aún no ha sido revisado ni verificado