Lisa Hadson*
La enfermedad de Alzheimer es la causa más conocida de demencia en todo el mundo, y su frecuencia sigue aumentando a medida que envejece la población en general. Esta enfermedad neurodegenerativa se caracteriza tradicionalmente por dos patologías características: la detección de placas de β-amiloide y los ovillos neurofibrilares de tau hiperfosforilada. El resultado se basa en la evidencia clínica que cumple con varios modelos, así como con biomarcadores líquidos y de imagen. El tratamiento se orienta actualmente hacia el tratamiento indicativo, aunque se están realizando estudios que pretenden reducir la aparición y, en gran medida, el peso de la enfermedad en el cerebro. Aquí, hablamos de los últimos avances en nuestra comprensión de la evaluación clínica y el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer, con actualizaciones sobre los estudios clínicos aún en curso. Una enfermedad poco tratada y poco percibida se está convirtiendo en una enfermedad médica grave. La última década ha sido testigo de un esfuerzo cada vez mayor dirigido a encontrar la etiología de la enfermedad y desarrollar un tratamiento farmacológico. Los avances actuales incorporan reglas analíticas clínicas desarrolladas y un tratamiento más desarrollado tanto de la exacerbación psicológica como de los problemas sociales. El tratamiento indicativo que se centra principalmente en el tratamiento colinérgico se ha evaluado clínicamente mediante un ensayo aleatorizado, doble ciego, controlado con placebo, de grupos iguales que evalúan la capacidad intelectual, las actividades de la vida diaria y la conducta. Los inhibidores de la colinesterasa, incluidos el donepezilo, la tacrina, la rivastigmina y la galantamina, son el tratamiento sugerido para la exacerbación intelectual en pacientes con enfermedad de Alzheimer. El papel de la sustitución de estrógenos, los agentes paliativos y los agentes de prevención del cáncer son discutibles y necesitan más investigación. Los antidepresivos, los antipsicóticos, los estabilizadores del estado de ánimo, los ansiolíticos y los hipnóticos se utilizan para el tratamiento de la exacerbación social.