Jana Koo, Stephanie Cabarcas-Petroski y Laura Schramm
En 2014, aproximadamente 1,6 millones de estadounidenses serán diagnosticados con cáncer y 0,6 millones morirán de cáncer, lo que mantendrá al cáncer como la segunda causa principal de muerte en los Estados Unidos. Estas estadísticas de incidencia y mortalidad por cáncer implican que la detección temprana y la intervención son cruciales para aumentar las tasas de supervivencia.
Un obstáculo importante en el tratamiento del cáncer es la complejidad de la identificación de diversas combinaciones de mutaciones en supresores tumorales y oncogenes en cánceres específicos y en individuos. Está claro que aún tenemos que identificar todas las proteínas que pueden tener potencial oncogénico que puede contribuir a las complicaciones que pueden surgir en el diseño de nuevas terapias contra el cáncer específicas para cada individuo y tejido. En este artículo, analizamos el papel del factor de transcripción específico de la ARN polimerasa (pol) III, BRF2, en los cánceres humanos y su posible uso como biomarcador para el diagnóstico y su posible papel en la determinación de regímenes de tratamiento del cáncer adecuados.