Abstracto

Justicia ambiental para el desarrollo sostenible: una perspectiva bíblica

Clemencia Makamure

La creciente conciencia de la crisis medioambiental ha dado lugar a una reflexión religiosa generalizada sobre la relación humana con el medio ambiente. Tras percibir la bondad del mundo que había creado, Dios creó a la humanidad a su imagen. El ser humano, creado de manera perfecta, fue colocado en armonía con el mundo y se le dijo que lo sometiera. Se pidió a los seres humanos que gobernaran y no que destruyeran el mundo. Esto implica que Dios puso sobre la humanidad el deber de administración. Es función de la humanidad preservar el medio ambiente. Génesis 1:27 afirma claramente que Dios creó a los seres humanos y esto es fundamental para la justicia medioambiental, que afirma el derecho social y económico, así como la autodeterminación medioambiental. El supuesto básico de este artículo es que la justicia medioambiental es el trampolín para el desarrollo sostenible. El investigador de este artículo ha comprobado que la deforestación está devastando el medio ambiente, que las buenas tierras cultivables se están erosionando, que los arroyos se están contaminando o secando y que las mujeres tienen que ir más lejos para encontrar leña, cada vez más escasa, en las zonas rurales. Además, la gente lucha por hacerse con el oro, los diamantes, la plata, las esmeraldas, el marfil, el petróleo y otros bienes similares. Todo esto constituye lo que llamamos medio ambiente. Si la gente pudiera aprender a estar en armonía con el medio ambiente, habría sostenibilidad ambiental y, por lo tanto, desarrollo. El objetivo de este artículo es argumentar que los seres humanos fueron puestos en esta tierra para mantenerla y vivir en armonía con ella. Si la gente logra ser justa con el medio ambiente, habrá paz en el mundo. La otra base de este artículo es que la cuestión de la justicia ambiental es bíblica y que las actividades humanas tienen un efecto sobre el medio ambiente, lo que provoca un desequilibrio en el ecosistema sin paz en absoluto. El artículo se basa en Mateo 7:15-20, donde Jesús habló de dar buenos frutos a través de los cuales se reconoce al pueblo de Dios. Este artículo sugerirá que necesitamos repensar nuestra comprensión de la relación de la humanidad con la naturaleza no humana y desarrollar una teología de la naturaleza más adecuada para representar la relación de Dios con el orden creado. Este artículo pretende ofrecer algunas consideraciones bíblico-teológicas que se deben tener en cuenta en el debate ecológico. El artículo no aborda los aspectos prácticos de la gestión del medio ambiente en sí, sino que propone un marco en el que se puede fomentar dicha gestión. El artículo intenta plantear la teología de la justicia ambiental y ver cómo puede ayudarnos a ser justos y pacíficos en este mundo. El artículo argumentará que, si bien no se puede sobrestimar la importancia de la acción individual, ésta nunca resolverá un problema de fondo. Hasta que nuestras economías impulsadas por el lucro no se reorienten para tener en cuenta los efectos a largo plazo, la Tierra seguirá estando contaminada y la paz y la justicia seguirán siendo palabras que se dicen en voz alta, pero que nunca se alcanzarán, practicarán ni apreciarán en la vida humana.Se utilizarán reseñas de libros y observaciones personales para recopilar datos para este artículo.

Descargo de responsabilidad: este resumen se tradujo utilizando herramientas de inteligencia artificial y aún no ha sido revisado ni verificado