Saranya Ravindran, Alberto Quaglia, Alastair Baker*
Antecedentes: Los trastornos gastrointestinales eosinofílicos (TEGI) son un grupo de trastornos gastrointestinales inflamatorios, caracterizados por una infiltración inapropiada de eosinófilos y síntomas que afectan una o más partes del tracto gastrointestinal, en ausencia de causas extraintestinales. Incluyen la esofagitis eosinofílica (EE), la gastroenteritis eosinofílica (GE) y la colitis eosinofílica (CE), todas las cuales pueden ocurrir después de la inmunosupresión para el trasplante de hígado.
Objetivo: Presentar una revisión de la literatura reciente sobre EGID posterior a la inmunosupresión para el trasplante de hígado con el fin de aclarar su diagnóstico y tratamiento.
Métodos: Realizamos una búsqueda en PubMed de EGID, esofagitis eosinofílica (EO), gastroenteritis eosinofílica (EG) y colitis eosinofílica (CE), asociadas al trasplante de hígado, su presentación clínica, diagnóstico y tratamientos.
Resultados: En la población con trasplante hepático, la prevalencia de EGID es hasta cien veces mayor que en la población sin trasplante, lo que la convierte en un contribuyente significativo a la morbilidad posterior al trasplante. La EGID afecta a personas de todas las edades, con preferencia a las que se encuentran en la tercera y cuarta décadas, y a los hombres sobre las mujeres. Existe una fuerte asociación entre estas afecciones y los inhibidores de la calcineurina, tacrolimus y CsA, y el tacrolimus parece conferir un mayor riesgo de desarrollar trastornos eosinofílicos.
El diagnóstico de EGID depende de características endoscópicas e histológicas, debido a la sintomatología no específica similar de EGID pero a las características endoscópicas e histológicas distintas.
El pilar del tratamiento de la EO, la EG y la EC es la terapia con esteroides sistémicos, aunque se han sugerido algunas terapias específicas, entre ellas, fármacos biológicos como el mepolizumab (anticuerpo monoclonal anti-IL-5) para la EO, el octreotido (análogo de la somatostatina) para la EG y el montelukast (antagonista del receptor LTD4) para las tres afecciones. La eliminación empírica de la dieta también puede proporcionar alivio sintomático.
Conclusión: La EGID es una complicación importante pero poco reconocida de la supresión inmunitaria, en particular de los fármacos que predominan en la terapia antirrechazo actual para el trasplante hepático. Son bastante comunes y es probable que afecten la calidad de vida del paciente. En pacientes que presentan síntomas gastrointestinales inespecíficos, debe haber un alto índice de sospecha de EGID, lo que motiva una mayor investigación mediante endoscopia superior e inferior y análisis histológico.
La modificación del régimen inmunosupresor puede contribuir a reducir el riesgo de recaída y tratar los episodios activos o refractarios. Por lo tanto, en pacientes con EGID, el manejo de su inmunosupresión se vuelve importante para controlar la enfermedad, lo que convierte a la EGID en un factor clave en el diseño de su inmunosupresión personalizada.