Marcelo Saad*, Roberta de Medeiros y Amanda Cristina Fávero Mosini
Existe la idea común de que la ciencia y la religión están en conflicto y tienen poco en común. Sin embargo, las autoridades de ambos lados ensayan tímidamente una intención de aproximación. Algunos fenómenos que parecen contrarrestar el sentido común de la realidad son genuinos llamados a la colaboración entre la ciencia y la religión. El Espiritismo (no sinónimo de espiritualismo) fue concebido como ciencia, filosofía y religión, todo junto. La forma en que el Espiritismo ha evolucionado en Brasil es muy peculiar, tomando contornos de una denominación religiosa. Se desarrollaron enfoques terapéuticos específicos para prevenir y restablecer un estado espiritual-energético equilibrado. Así, la mayoría de los adeptos buscan centros espíritas debido a problemas de salud física y mental. El interés en la interfaz entre la medicina y la Doctrina Espírita llevó a la creación de la Asociación Médica Espírita. El Modelo Médico Espírita tiene como objetivo un cambio hacia una medicina más humanizada, con la pretensión de presentar al mundo una visión renovada del ser humano. Así, también trajo los dictados filosóficos del Espiritismo para valorar las implicaciones de las prácticas de salud. El espiritismo tiene muchos argumentos que pueden llenar algunas lagunas sobre la naturaleza humana, lo que puede contribuir a la comprensión de muchos fenómenos inexplicados o mal interpretados. Los debates médicos pueden enriquecerse con sus principios, con el potencial de contribuir a un cambio de paradigma en la medicina y la ciencia. Actualmente, los investigadores académicos vinculados a este ideal están tratando de coser todos estos campos en un tejido continuo. ¿Quién sabe si, en los próximos 50 años, este diálogo constante entre ciencia, filosofía, religión, medicina y bioética se desvanecerá fuera de las fronteras de estas disciplinas? En este punto, el conocimiento humano se enfrentará a un verdadero cambio de paradigma.