Peter Hristov y Georgi Radosslavov
La abeja melífera occidental (Apis mellifera L., Hymenoptera: Apidae) es una especie de importancia económica, agrícola y medioambiental crucial. Según Albert Einstein, “si la abeja desapareciera de la superficie del globo, al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida. Si no hubiera más abejas, no habría más polinización, no habría más plantas, no habría más animales, no habría más hombres”. Domesticada por primera vez alrededor del año 5000 a. C., la especie se distribuye hoy en todo el mundo (excluyendo la Antártida). Según datos morfométricos, comportamentales y biogeográficos, se reconocen 29 subespecies de A. mellifera, también conocidas como “razas geográficas”, ya que su distribución corresponde a áreas geográficas específicas. En los últimos años se observa una disminución global de las colmenas de abejas melíferas (de 21 millones a 15,5 millones), lo que es perjudicial tanto para la producción de productos apícolas como para la polinización y producción de muchos cultivos y plantas silvestres. Las razones de este descenso son de diferente origen y no se comprenden del todo, pero están relacionadas con los efectos sinérgicos de la infestación con diferentes parásitos (varroosis y nosemosis), infecciones virales y bacterianas (loque) y pesticidas ampliamente utilizados en la industria agrícola (incluso en cultivos genéticamente modificados), así como con la pérdida de diversidad genética .