Katrina Pukite, Ketija Apsite, Irina Pupkevica, Ilze Cernevska, Oksana Boichuk, Janis Meisters, Dagnija Straupmane, Inga Urtane, Aivars Lejnieks y Oskars Kalejs
Introducción: La fibrilación auricular (FA) es la arritmia más común que aumenta con la edad, se duplica cada década después de los 50 años y alcanza aproximadamente el 10% de los pacientes ≥ 80 años. A pesar de la farmacocinética y farmacodinamia predecibles de los anticoagulantes orales directos (ACOD), las pruebas de laboratorio son necesarias para un tratamiento médico efectivo y seguro, también para la predicción y detección de eventos trombóticos y hemorrágicos, así como en situaciones en las que podría ser deseable la interrupción temporal.
Objetivo: de este estudio fue identificar y analizar la necesidad de pruebas de coagulación para pacientes con FA con alto riesgo cardiovascular en la práctica clínica.
Métodos: ensayo clínico cuantitativo, analítico, transversal, durante el período de octubre de 2016 a junio de 2017, se realizó en el Hospital Universitario Clínico Pauls Stradins, Centro de Cardiología, Letonia. Se recogieron datos sobre pacientes con FA no valvular, bajo terapia anticoagulante ≥ 3 meses, definidos como un grupo de alto riesgo por la puntuación CHA 2 DS 2 -VASc mayor o igual a 2 o 3, hombres y mujeres respectivamente. Los datos se analizaron utilizando SPSS.
Resultados: Se recogieron datos sobre 143 pacientes, de los cuales el 46,2% (n = 66) eran varones; la edad media fue de 69,7 (DE ± 9,9) años. Aproximadamente 2/3 (73,1%) de todos los pacientes tenían FA durante más de 1 año. La puntuación media CHA 2 DS 2 -VASc fue de 4,2 (DE ± 1,5). Las comorbilidades más frecuentes fueron hipertensión arterial (65,0%; 93), insuficiencia cardíaca crónica (48,3%; 69), enfermedad arterial coronaria (32,9%; 47), diabetes mellitus (24,5%; 35) y dislipidemia (25,9%; 37). Casi la mitad de los pacientes (46,2%; 66) utilizaban ACOD, 31,5% rivaroxabán y 14,7% dabigatrán respectivamente; además, 1,4% de los pacientes utilizaban ACOD con antiagregantes. El 49,7% (71) de los pacientes tenían mayor riesgo de posibles interacciones fármaco-fármaco, más frecuentemente con inhibidores de la bomba de protones (16,8%; 24), amiodarona (24,5%; 35), antiinflamatorios (49,0%; 70). El uso de ACOD y las posibles interacciones farmacológicas aumentan con el índice de riesgo, alcanzando el índice máximo de 3 (16,1%; 23) y el índice medio de frecuencia de 4,4 de 86 (60,1%) pacientes con FA respectivamente.
Conclusión: Las pruebas de coagulación fueron aplicables a más de la mitad de los pacientes (60,1%) para detectar la concentración plasmática de ACOD. A pesar de la farmacocinética y farmacodinamia esperadas de los ACOD, las pruebas de anticoagulación son necesarias para un tratamiento médico eficaz y seguro, también para la predicción y detección de eventos trombóticos y hemorrágicos, así como en situaciones en las que es deseable la interrupción temporal del tratamiento.
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