Ankur B y Shipra S
Una célula de combustible microbiana (MFC, por sus siglas en inglés), un módulo de energía microbiana, es un avance novedoso y exquisito que brinda innovación de cambio de bioenergía razonable y ecológica en medio de la asimilación microbiana de ácidos y azúcares naturales. En el trabajo iniciado, se construyeron cámaras de energía operadas por microbios dobles con diferentes tipos de microorganismos. En MFC-R1, se utilizó E. coli ( Escherichia coli ) en la ranura del ánodo, mientras que en MFC-R2, las muestras de lodo, activadas anaeróbicamente, se utilizaron como ánodo y activadas aeróbicamente en el cátodo. El rendimiento máximo de voltaje fue de 150 mV en MFC-R1 después de agregar glucosa y de 400 mV en MFC-R2. En ausencia de una circulación de aire adecuada en MFC-R1, el rendimiento de voltaje se redujo a 110 mV, mientras que después de una aireación adecuada, el rendimiento de voltaje aumentó hasta 140 mV. En MFC-R2, la generación de voltaje se redujo (250 mV) en caso de falta de aireación y aumentó hasta 400 mV después de proporcionar una aireación adecuada. En MFC-R2, el voltaje más alto se mantuvo durante un período prolongado (durante 4 días), mientras que en MFC-R1, la salida de voltaje disminuyó después del día 1. Esto puede deberse a que en MFC-R2, había sustratos adicionales (las muestras de lodo ricas en biomasa/nutrientes) y se pueden cultivar diversos tipos de microbios en condiciones silvestres (pertenecientes a diferentes géneros/especies/cepas) para utilizar ese sustrato. Posteriormente, los MFC se están produciendo tanto para la gestión de residuos como para la generación de bioelectricidad y, además, la idea sería económicamente funcional y ecológicamente cooperativa.