Farhad Parhami*, Feng Wang, Frank Stappenbeck
La pandemia de COVID-19 y sus consecuencias duraderas han asestado un golpe enorme e irreversible a la vitalidad de la economía mundial y a los medios de vida de todas las poblaciones afectadas. Se han perdido millones de vidas, se han destruido empresas, se han hecho añicos esperanzas y sueños, y la pandemia aún persiste a pesar del notable impacto de las vacunas recién desarrolladas. Lamentablemente, todavía hay muchas incertidumbres que amenazan nuestro futuro:
• Nuevas variantes dañinas del SARS-CoV-2, el virus COVID-19, que surgen de un virus en constante mutación que puede hacer que las vacunas existentes sean menos efectivas o incluso ineficaces.
• La colosal tarea de vacunar a toda la población mundial, combinada con la probable necesidad de repetir la vacunación.
• Los efectos secundarios de las vacunas disponibles, especialmente en ciertos segmentos de la población, incluidos los hombres jóvenes y las mujeres embarazadas o que van a quedar embarazadas. Lamentablemente, actualmente no se sabe mucho sobre los posibles efectos secundarios a largo plazo de las vacunas recientemente desarrolladas.