Jasmine Subashini y Krishnan Kannabiran
Las β-lactamasas de espectro extendido (ESBL) presentan el mecanismo de resistencia más importante que desafía a un amplio espectro de antibióticos; las ESBL obstaculizan las estrategias de tratamiento actuales y limitan las opciones terapéuticas. Por lo tanto, es importante examinar esos organismos utilizando técnicas estándar para corregir la propagación y las consecuencias de los resultados. El objetivo de nuestro estudio de cohorte prospectivo fue aislar e identificar los patógenos ESBL resistentes; se recuperaron cepas ESBL positivas consecutivas mediante la prueba de difusión en disco (DDT) y el 90% de los aislamientos fueron E. coli y Klebsiella pneumoniae. Además, se realizó un ensayo de susceptibilidad a antibióticos contra cefalosporinas de tercera línea como cefotaxima (30 g), cefotaxima/ácido clavulánico (30 μg/10 μg), ceftazidima (30 μg), ceftazidima/ácido clavulánico (30 μg/10 μg), ampicilina (30 μg) y amikacina (30 μg) según las directrices CLSI del NCCLS (Comité Nacional de Estándares de Laboratorio Clínico). La concentración mínima inhibitoria (CMI) se determinó contra tiras ESBL de E-test que contenían cefotaxima (CT), cefotoxima/clavulanato (CTL), ceftazidima (TZ), ceftazidima/clavulanato (TZL). Se utilizó E. coli (ATCC 25922) como control negativo y (ATCC 700603) como cepa de control positivo. Los controles fueron satisfactorios en comparación con el gráfico estándar. Los resultados de nuestro estudio revelan una propagación muy alta de estas superbacterias en los centros de salud. El uso empírico de cefalosporinas de tercera generación debería restringirse, ya que se asocia con un mayor riesgo de producción de ESBL. La necesidad de una vigilancia continua de la resistencia a los antimicrobianos para prevenir un mayor grado de resistencia se justifica a la luz de nuestros hallazgos.