Elisa Lacerda-Vandenborn*
Durante décadas, los defensores y académicos críticos preocupados por el bienestar de los niños y las familias han pedido a los profesionales de la academia y los servicios sociales que participen en colaboraciones interdisciplinarias para mejorar y generar cambios en las prácticas institucionales sociales. En el contexto canadiense, el Informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (2015) se destaca como un documento formal reciente que insta a los investigadores y las partes interesadas de múltiples disciplinas a trabajar juntos en pos de la descolonización y la mitigación del doloroso legado del sistema de escuelas residenciales y Sixties Scoop, programas gubernamentales que funcionaron entre 1876 y 1996 y separaron por la fuerza a más de 170.000 niños indígenas de sus familias, ya sea para "educarlos" o para adoptarlos en familias blancas, donde los niños sufrieron abuso físico, emocional y sexual y una profunda desconexión de sus familias, comunidades, cultura e identidad indígena. El trauma histórico e intergeneracional asociado con estos programas se expresa en gran medida en los sistemas de bienestar infantil, justicia, educación, bienestar y atención médica, que sobrerrepresentan a los pueblos indígenas. Aunque se reconoce que las asociaciones interdisciplinarias son necesarias para abordar el amplio impacto de la colonización y la asimilación, las iniciativas siguen siendo tímidas y localizadas. Este artículo sostiene que la amplia investigación y práctica interdisciplinarias dependen de la sustitución de los llamados compromisos teóricos individualistas occidentales dominantes sobre la identidad por una comprensión situada y constituida comunitariamente de los yoes. Los beneficios de este yo comunal, basados en la investigación de los teóricos socioculturales y hermenéuticos (Cushman, 1995; Martin y McLellan, 2013; Rose, 1998; Sugarman, 2013) y en consonancia con las visiones indígenas del yo en relación con la identidad (Hart, 2009), se hacen evidentes mediante una intervención canadiense de protección infantil, en la que las perspectivas comunales de la identidad ampliaron la lente del análisis y la intervención para abarcar a las familias y las comunidades; reunificaron con éxito a las familias; crearon un espacio donde las herramientas y perspectivas epistemológicas y metodológicas interdisciplinarias podían coexistir en armonía y beneficiarse unas de otras; y salvaguardar el bienestar de las personas, las familias y las comunidades.