Pablo Arnstein
A pesar de los notables avances en el cuidado de la salud, el dolor crónico que afecta a millones de adultos mayores sigue recibiendo un tratamiento deficiente. La exposición intensa o prolongada al dolor crea cambios degenerativos en todo el sistema nervioso, lo que lo intensifica, lo prolonga y lo propaga. La pérdida de materia gris cerebral con el dolor persistente supera con creces la que se observa con el envejecimiento normal y puede explicar las dificultades de aprendizaje, memoria y emocionales que se experimentan. Esta pérdida se puede revertir parcialmente con un tratamiento eficaz.