T Settle y H Klandorf
El ácido úrico, un potente antioxidante para los seres humanos, las aves, los reptiles y algunas especies de primates, es el producto final de la degradación de las purinas que se forma en las reacciones de xantina/hipoxantina catalizadas por la xantina oxidasa. La pérdida evolutiva de la urato oxidasa (la enzima que oxida el ácido úrico y da lugar a la formación de alantoína) y el consiguiente aumento de las concentraciones de ácido úrico están asociados a una mayor esperanza de vida. Se sabe que el ácido úrico elimina el peroxinitrito y otros radicales libres que pueden provocar un desequilibrio de oxidantes que conduce al estrés oxidativo. El ácido úrico también tiene un papel en la protección del ADN frente a las roturas de cadena sencilla causadas por los radicales libres en el cuerpo, lo que produce un efecto protector en las enfermedades neurodegenerativas. El cerebro es especialmente vulnerable al estrés oxidativo, ya que se considera un "tejido caro" con una tasa metabólica especialmente alta y una utilización comparativamente mayor del oxígeno. El tejido cerebral también tiene un alto contenido de lípidos insaturados, lo que lo hace más susceptible al daño de los radicales libres. El estrés oxidativo está vinculado a la patogenia de las enfermedades neurodegenerativas y también a la lesión cerebral isquémica. En esta revisión, resumimos la función del ácido úrico en la mitigación del daño oxidativo y la protección de las células neuronales durante las lesiones y enfermedades.