David U. Olveda, Remigio M. Olveda, Alfred K. Lam, Thao NP Chau, Yuesheng Li, Angelo Don Gisparil II y Allen GP Ross
El diagnóstico de la esquistosomiasis se realiza mediante la demostración de los huevos del parásito en las heces, la orina y las muestras de biopsia de los órganos afectados, o la presencia de anticuerpos contra las diferentes etapas del parásito o antígenos circulantes en los fluidos corporales mediante técnicas serológicas. El ADN de los esquistosomas también se puede detectar en muestras de suero y heces mediante técnicas moleculares. Sin embargo, estas pruebas no pueden determinar la gravedad de la patología del órgano diana y las complicaciones resultantes. La evaluación precisa de las morbilidades inducidas por esquistosomas se realiza ahora con el uso de técnicas de imagen como la ecografía (US), la tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética (MRI). La ecografía ha hecho importantes contribuciones en el diagnóstico de la forma hepatoesplénica y urinaria de la enfermedad. Este método de imagen proporciona resultados en tiempo real, es portátil (se puede llevar a la cama del paciente y al campo) y tiene un costo menor que otras técnicas de imagen. Los hallazgos típicos en la esquistosomiasis hepatoesplénica mediante ecografía incluyen: bandas fibróticas hiperecoicas a lo largo de los vasos portales (fibrosis de Symber), reducción del tamaño del lóbulo derecho, hipertrofia del lóbulo izquierdo, esplenomegalia y ascitis. Los equipos de ultrasonidos más avanzados, como la ecografía Doppler color, pueden caracterizar la perfusión de la vena porta, un procedimiento que es fundamental para la predicción del pronóstico de la enfermedad y para las opciones de tratamiento de la hipertensión portal complicada. Aunque la TC y la RMN son más caras, se realizan en el hospital y requieren personal especialmente capacitado, proporcionan una descripción más precisa de la patología, no solo en las formas hepatoesplénica y urinaria de la esquistosomiasis, sino también en el diagnóstico de las formas ectópicas de la enfermedad, particularmente las que afectan el cerebro y la médula espinal. La RMN demuestra una mejor diferenciación tisular y una falta de exposición a la radiación ionizante en comparación con la TC.