Reshma Anjum y Niclas Krakat
Los antibióticos se utilizan de manera irresponsable a cada oportunidad que se presenta para tratar infecciones leves o incluso víricas. Por ello, se han utilizado antibióticos en cantidades masivas en la agricultura como medida preventiva contra enfermedades bacterianas y para promover el crecimiento de piensos para animales, como aves de corral, carne de vacuno y cerdos, respectivamente. En consecuencia, muchos informes de las últimas décadas contenían numerosos tratados sobre la capacidad de las bacterias para volverse resistentes a los antibióticos, lo que a su vez es un problema creciente en la atención sanitaria. Por ejemplo, un conjunto diverso de patógenos clínicos que incluye cepas resistentes a múltiples fármacos de Mycobacterium tuberculosis, Staphylococcus aureus y varias especies de Enterococci son ahora casi intratables con antibióticos estándar y plantean una amenaza creciente para los pacientes en los hospitales y la comunidad en general. Además, los genes de resistencia a los antibióticos (ARG) prevalecen en entornos que dan lugar a mayores riesgos para la salud. Además, las transferencias conjugativas de ARG ayudan a diseminar múltiples patógenos resistentes a los antibióticos que plantean una grave amenaza para los seres humanos si se les permite entrar en la cadena alimentaria. Por lo tanto, se requiere un mejor conocimiento y más información sobre el destino de los antibióticos, así como sobre el desarrollo y la propagación de bacterias y genes resistentes a los antibióticos en el medio ambiente, para comprender los procesos subyacentes. Esta revisión es un esfuerzo por destacar cómo los entornos bióticos se contaminan a partir de varias aplicaciones de antibióticos por parte de los seres humanos.