Prathibha Ramadugu, Kanaka Latha Alikatte y Narendar Dhudipala
En los últimos años, la angioplastia ha logrado un progreso significativo y se está utilizando ampliamente en el tratamiento de la enfermedad vascular aterosclerótica. Los stents liberadores de fármacos no solo son efectivos, sino que también plantean problemas asociados como la reestenosis. Se están desarrollando stents biodegradables como una alternativa a los stents permanentes que pueden ser una alternativa potencial para resolver el problema de la reestenosis intrastent. En comparación con los stents metálicos con un fármaco recubierto de manera delgada, un stent completamente degradable puede tener más potencial en la administración dirigida de fármacos. Varios grupos de investigación han investigado materiales biodegradables como policarbonatos, poliésteres, metales corrosivos y polímeros derivados de bacterias para el diseño de stents. Un stent biodegradable se considera perfecto si se puede desplegar de manera confiable bajo la guía fluoroscópica y localizar la lesión objetivo con un trauma endovascular insignificante. Además, los subproductos generados durante la degradación no deben ser tóxicos, provocar una inflamación mínima en el sitio de destino y desaparecer en un período mínimo de tiempo sin un desplazamiento notable del sitio de implantación. Aunque los stents fabricados con materiales biodegradables se lanzaron al mercado con datos clínicos iniciales, es necesario realizar investigaciones más avanzadas para resolver los diversos problemas asociados con estos stents.