Minon JM, Gerard CH, Chantraine F y Nisolle M
Hace algunos años, la prevención de la inmunización anti-D se basaba en la profilaxis posnatal sistemática asociada a la inyección prenatal dirigida en situaciones de alto riesgo de hemorragia fetomaterna. Los fracasos de la prevención se deben principalmente al incumplimiento de las directrices establecidas para la profilaxis con IgRh y a hemorragias fetomaternas espontáneas no detectadas sin ninguna causa evidente durante el tercer trimestre del embarazo.
Con el fin de reducir la tasa de inmunización anti-D residual posparto, varios países decidieron asociar la profilaxis clásica a una profilaxis anti-D prenatal sistemática (PRAD) durante la semana 28 o 29 de gestación. Desde hace unos diez años, la genotipificación fetal RHD en el plasma materno nos permite limitar la profilaxis prenatal sólo a aquellas mujeres D- que portan un feto D+.
En este artículo se tratan: las ventajas de la prevención prenatal a la luz de la genotipificación fetal no invasiva de RHD, las reglas que hacen eficaces los protocolos de prevención sea cual sea el algoritmo aplicado y el seguimiento inmunohematológico recomendado de las mujeres que han recibido RhIG.