Los trastornos cardiovasculares se han convertido en los principales causantes de muertes prematuras en casi todas partes. Sin embargo, estas muertes están disminuyendo a nivel mundial debido a intervenciones efectivas. La aspirina en dosis bajas contribuye a esta reducción cuando se usa adecuadamente al minimizar el riesgo de enfermedad cardíaca coronaria y otros síndromes ateroscleróticos oclusivos que pueden complicar la diabetes tipo 2 o la hipertensión. Un estudio local publicado en 2004 indicó que se prescribía aspirina al 33% de los pacientes con diabetes tipo 2. Desde entonces, la prescripción de aspirina, como parte de la terapia estándar para la diabetes tipo 2 o la hipertensión, ha aumentado de manera constante; algunos estudios informan que esta cifra es del 66% al 88%. Estas cifras son más del doble de las informadas en jurisdicciones en el extranjero donde los trastornos ateroscleróticos oclusivos suelen complicar la diabetes tipo 2 o la hipertensión. Aun así, datos transnacionales recientes muestran que las muertes cardiovasculares vinculadas a la diabetes tipo 2 o la hipertensión no están disminuyendo en el África subsahariana como en muchas otras regiones. Esto puede indicar que las intervenciones en el África negra, si las hay, pueden ser menos efectivas en comparación con las áreas donde los resultados de salud están mejorando. Significativamente, la diabetes tipo 2 y/o la hipertensión pueden comportarse de manera diferente en muchos grupos negros dentro de África, de modo que los trastornos ateroscleróticos oclusivos son consecuencias de salud menos comunes incluso con niveles crecientes de colesterol. En el caso de Nigeria, la evidencia de los beneficios de la aspirina para la salud cardiovascular, como se describe ampliamente en grupos en el extranjero, parece difícil de encontrar para las cohortes locales. De hecho, lo que los datos disponibles sugieren firmemente es que el control efectivo de la presión arterial es una prioridad de tratamiento más alta para salvar vidas nigerianas que las intervenciones dirigidas a retrasar el proceso aterosclerótico. Dadas estas observaciones, debe plantearse la pregunta de si la aspirina en dosis bajas en las terapias para la diabetes tipo 2/hipertensión, como se practica localmente, es la mejor manera de optimizar los recursos limitados para salvar vidas nigerianas. Este artículo examina la evidencia.