Anna Rita Bianchi, Simona Ruggiero, Cesare Formisano, Giuseppe Galloro, Anna De Maio, Carla Ferreri y Maria Rosaria Faraone Mennella
La poli(ADP-ribosilación), catalizada por las poli(ADP-ribosa)polimerasas, afecta a muchos eventos celulares y tiene un papel epigenético reconocido. Las poli(ADP-ribosa)polimerasas nucleares 1 y 2 se hiperactivan por roturas de cadenas de ADN. Se automodifican con grandes polímeros de ADP-ribosa y reclutan proteínas reparadoras del ADN. Cuanto más se rompe la cadena de ADN, más se modifica la poli(ADP-ribosa)polimerasa. Por otro lado, los lípidos de la dieta pueden ser moléculas de señalización, dar lugar a compuestos pro-(ω6)/anti-(ω3) inflamatorios y estar incluidos en biomembranas, buenos biomarcadores de su desequilibrio. En este trabajo, informamos de los resultados obtenidos a partir de un estudio epidemiológico para determinar si la combinación de dos análisis diferentes, es decir, la detección de los niveles de poli (ADP-ribosa) polimerasa automodificada y el análisis de la composición de ácidos grasos de la membrana de los eritrocitos, podría ayudar a controlar el estado fisiopatológico de la célula y correlacionarlo con el estilo de vida, la dieta o las enfermedades. Los dos análisis se realizaron a ciegas en 70 sujetos sometidos a endoscopia. Primero se los entrevistó para recopilar la anamnesis y los datos clínicos, si estaban presentes. Los linfocitos y los eritrocitos se prepararon a partir de sangre venosa para analizar la automodificación de la poli (ADP-ribosa) polimerasa y el contenido de ácidos grasos de la membrana, respectivamente. Los resultados se evaluaron estadísticamente. La medida de la automodificación de la poli (ADP-ribosa) polimerasa confirmó que sus niveles se correlacionan con la extensión del daño del ADN, dentro de la misma patología, y permitió controlar la actividad clínica de la enfermedad, dependiendo del tratamiento terapéutico/quirúrgico en curso. El perfil de grasa de membrana permitió evidenciar un desequilibrio de lípidos vinculado tanto a la dieta y el estilo de vida como a estados inflamatorios que conducen a enfermedades. Ambos análisis brindan posibles biomarcadores para un monitoreo sensato, no invasivo y de rutina.