Lucía Urbizu, Mónica Sparo, Sergio Sánchez Bruni*
El antagonismo bacteriano mediado por péptidos sintetizados ribosómicamente ha ganado considerable atención en los últimos años debido a sus potenciales aplicaciones en el control de la microbiota indeseable. Estos péptidos, generalmente denominados bacteriocinas, se definen como un grupo heterogéneo de sustancias proteínicas sintetizadas ribosómicamente (con o sin modificaciones adicionales) secretadas extracelularmente por muchas bacterias Gram-positivas y algunas Gram-negativas. Su modo de actividad es principalmente bactericida y está dirigido contra cepas y especies estrechamente relacionadas. Estos péptidos son casi todos catiónicos y muy a menudo anfifílicos, lo que se refleja en el hecho de que muchos de estos péptidos matan a sus células diana por acumulación en la membrana causando un aumento de la permeabilidad y pérdida de funciones de barrera. Las bacteriocinas se han estudiado principalmente como conservantes naturales de alimentos, pero existe un gran interés en explorar la aplicación de estos péptidos terapéuticos como agentes antimicrobianos, ya que muchos de ellos presentan actividad antimicrobiana contra varios patógenos humanos importantes. La idoneidad de las bacteriocinas como productos farmacéuticos se explora a través de medidas de citotoxicidad, efectos sobre la microbiota natural y eficacia in vivo en modelos de ratón. Las bacteriocinas son agentes terapéuticos prometedores.