Theoharides TC, Stewart JM, Athanassiou M
Los trastornos del espectro autista (TEA) se caracterizan por déficits sociales y comunicativos, ansiedad severa y movimientos estereotipados. A pesar de que afecta a 1 de cada 45 niños estadounidenses, la patogenia del TEA aún se desconoce. Estudios epidemiológicos recientes indicaron una fuerte correlación estadística entre el riesgo de enfermedades atópicas maternas/infantiles y el TEA, lo que sugiere la posible participación y activación de los mastocitos (MC). Estas células inmunes únicas se encuentran cerca de los vasos sanguíneos en todos los tejidos, incluido el tálamo y el hipotálamo en el cerebro, que regulan las emociones que se sabe que son disfuncionales en el TEA. Además, los MC son estimulados por dos péptidos cerebrales, la hormona liberadora de corticotropina (CRH) y la neurotensina (NT), que demostramos que están altos en la sangre de los niños con TEA. Los MC estimulados luego secretan moléculas inflamatorias que activan la microglia cerebral, que prolifera y "ahogan" la comunicación nerviosa. Estas moléculas inflamatorias aumentan en el cerebro y el suero de los pacientes con TEA y también provocan la alteración de la barrera hematoencefálica protectora (BHE), que está regulada por las MC, lo que permite la entrada de glóbulos blancos circulantes y toxinas que contribuyen al deterioro del cerebro. Además, informamos que los niveles elevados en sangre de dos moléculas inflamatorias, IL-6 y TNF, identifican a un subgrupo de niños con TEA, que se benefician más de un tratamiento prometedor con el flavonoide natural luteolina que combate la inflamación cerebral. Extinguir la inflamación ("incendios cerebrales") puede ser la mejor esperanza para curar el TEA.