Andrew G. Gehring, Glenn Boyd, Jeffrey D. Brewster, Peter L. Irwin, Donald W. Thayer y Lisa J. Van Houten
Para la generación de anticuerpos, las bacterias patógenas suelen ser tratadas térmicamente antes de la inoculación en animales huéspedes con el fin de prevenir la infección y, posteriormente, la muerte prematura del huésped. La inoculación de conejos huéspedes con bacterias patógenas muertas por radiación gamma se empleó con la esperanza de generar anticuerpos que tendrían mayor afinidad, en relación con los anticuerpos generados contra microorganismos desnaturalizados térmicamente, para los patógenos vivos. Los dos conjuntos de anticuerpos, generados contra células bacterianas muertas por calor o irradiadas, se compararon para la respuesta inmunológica con bacterias Escherichia coli O157:H7 y Salmonella vivas, tratadas térmicamente, tratadas químicamente (es decir, blanqueadas) e irradiadas. Con la excepción de la respuesta inmunológica de las células tratadas químicamente, ambos conjuntos de anticuerpos produjeron respuestas similares: baja para las células irradiadas, moderada para las células vivas y alta para las células tratadas térmicamente. Los resultados sugirieron que el tratamiento térmico o químico de muestras de alimentos que contienen patógenos vivos provocará respuestas inmunológicas más altas con cualquiera de los dos sistemas de anticuerpos, lo que indica una posible aplicación para la detección de la presencia de bacterias vivas en sistemas alimentarios no irradiados. Además, estos hallazgos también indicaron que un análisis de inmunoensayo de alimentos irradiados puede producir señales bajas que podrían interpretarse como una indicación de la presencia de células vivas (es decir, puede producir un resultado falso negativo).