Zella E. Moore
El modelo de evitación de la ira (MAI), un modelo teórico contemporáneo para comprender la relación entre la ira y la violencia, se presentó por primera vez en 2008 y, desde entonces, la investigación empírica ha apoyado en gran medida sus postulados. El MAI básicamente sostiene que las personas propensas a la conducta violenta suelen manifestar una historia de desarrollo aversiva; esquemas tempranos desadaptativos, que sirven como lente a través del cual se interpreta la experiencia de vida; y habilidades de regulación emocional poco desarrolladas. Estos déficits en la regulación emocional dan lugar a una mala tolerancia a emociones como la ira y, a su vez, conducen con frecuencia a esfuerzos por evitar o escapar de la experiencia de la emoción negativa, en particular la ira, con una conducta violenta a menudo como consecuencia. Basándose en los principios respaldados por el MAI, se desarrolló la terapia de regulación de la ira contextual (TARC) específicamente para tratar a los clientes que exhiben este tipo de conducta violenta relacionada con la ira. El presente artículo proporciona una actualización necesaria sobre los hallazgos empíricos recientes que respaldan el MAI y, posteriormente, analiza la relación entre el MAI y la TRCA, una intervención conductual integrada basada en la aceptación que el MAI generó directamente.