Georges Nemer, Christina Bergqvist y Mazen Kurban
La biología evolutiva ha fascinado a los científicos desde que Charles Darwin, quien en el siglo XIX acaparó el concepto de selección natural, afirma que los organismos mejor adaptados a su entorno tienden a sobrevivir y a producir más descendencia; en otras palabras, las mutaciones que ocurren al azar y que hacen que el organismo sea más apto para sobrevivir se transmitirán a la descendencia. Casi un siglo después, la ciencia ha presenciado el descubrimiento de la mecánica cuántica, la rama de la mecánica que se ocupa de las partículas subatómicas. Junto con ella, llegó la teoría de la evolución cuántica, según la cual los efectos cuánticos pueden sesgar el proceso de mutación para proporcionar una ventaja a la supervivencia del organismo. Esto es coherente con la idea de que el sistema biológico es un producto de reacciones físico-químicas, de modo que las estructuras químicas se ordenan de acuerdo con leyes físicas para formar un material replicativo conocido como ADN. En este informe, intentamos reconciliar ambas teorías, tratando de demostrar que se complementan entre sí, con la esperanza de llenar los vacíos en nuestra comprensión de la versatilidad del estado mutacional del ADN como un mecanismo esencial de compatibilidad de la vida.