Pavel Popov
Antecedentes: Los problemas de desarrollo de trastornos cardiovasculares junto con la implementación de la terapia de reemplazo de andrógenos con medicamentos de testosterona se han discutido en la literatura científica durante mucho tiempo. Algunos autores notaron en sus pacientes un alto volumen de glóbulos rojos característico de la terapia de reemplazo hormonal, así como dislipidemia e hipertensión arterial progresiva, que se desarrollan con el uso de esteroides anabólicos androgénicos. Por supuesto, el riesgo de desarrollar efectos secundarios como hipertensión después del uso prolongado de varias formas de testosterona (enantato de testosterona, etc.) en comparación con el uso de esteroides anabólicos no es el mismo. En nuestro estudio, la atención principal se centró en un problema como la hipertensión arterial, que aparece en el contexto del uso de preparaciones anabólicas con actividad progestina, caracterizada por la ausencia de un átomo de carbono en la posición 19 en comparación con la testosterona.
Objetivos: El objetivo de este trabajo es estudiar las características especiales del curso de la hipertensión (la velocidad de progresión) en pacientes que utilizaron fármacos con actividad anabólica que contactan con los receptores de progesterona en comparación con otras formas de medicamentos de testosterona.
Materiales y métodos: Se estudiaron 44 pacientes (hombres) de 21 a 40 años de edad, incluidos 23 pacientes que, según su historial médico, habían consumido fármacos con actividad anabólica y progestágena durante 1 mes o más (grupo de observación) y 21 pacientes que habían consumido esteroides anabólicos sin actividad progestágena (grupo de comparación). Criterio de inclusión: nivel de hormona luteinizante (LH) <1,24 mUI/ml. Las dosis de los fármacos en ambos grupos son comparables en cuanto a su actividad anabólica. El examen clínico incluyó el análisis de las quejas (dolores de cabeza, trastornos del sueño, edemas (espinillas, párpados, dedos), cardialgia, etc.), índices morfofisiológicos, medición de la presión arterial, monitoreo ambulatorio de la presión arterial, medición de la frecuencia cardíaca. La toma de muestras de sangre para investigación bioquímica y hormonal se realizó en el intervalo de tiempo de 8.00 a 11.00 am con el estómago vacío. El estudio bioquímico incluyó: hemograma completo (FBC), perfil lipídico, enzimas hepáticas, creatinina, glucohemoglobina. El examen hormonal permitió la determinación de testosterona total, estradiol, hormona luteinizante, hormona folículo estimulante, prolactina.
Resultados: Como resultado del estudio, se encontró que el 51% de los pacientes tomaban medicamentos con actividad progestágena, el 49%, sin actividad progestágena. Se observó hipertensión arterial en 27 (61%) pacientes, con el primer grado de hipertensión arterial observado en el 20% de los pacientes, el segundo grado en el 27% y el tercer grado en el 14%. Además, se observó edema en 18 (61%) pacientes y trastornos del sueño en 18 (61%) pacientes. Se encontró una relación positiva entre la toma de medicamentos con actividad progestágena y un alto grado (2-3) de hipertensión arterial (Chi-cuadrado 29,5, valor p <0,000002).
Discusión: El uso de cualquier fármaco que produzca un aumento de la presión arterial debe ir acompañado de un estudio de su efecto sobre la patología cardiovascular actual y la frecuencia de su desarrollo. Todos estos medicamentos deben considerarse como factores adicionales de riesgo cardiovascular. Como resultado de nuestro estudio se obtuvo una correlación positiva entre los medicamentos con efecto anabólico progestágeno y el desarrollo de hipertensión arterial en los pacientes examinados (Chi-cuadrado: 29,5, p<0,001).
Conclusiones: El uso de anabólicos con actividad progestina se asocia a riesgo de hipertensión que, en combinación con alto hematocrito y dislipidemia, incrementa el riesgo de enfermedad cardiovascular en este grupo de pacientes.