Paolo Cerrone y Carmine Marini
Antecedentes: El tratamiento endovascular desempeña un papel cada vez más importante en el tratamiento del ictus isquémico agudo. Se han llevado a cabo varios ensayos clínicos controlados aleatorizados que evalúan los posibles beneficios de la terapia endovascular. De estos ensayos surgieron resultados contradictorios. El objetivo de este estudio fue evaluar la eficacia del tratamiento endovascular sobre la terapia estándar en el ictus isquémico agudo. Métodos: Se realizaron búsquedas en las bases de datos PubMed y EMBASE desde la fecha de inicio hasta el 31/07/2015. El resultado primario fue el resultado neurológico funcional a los 90 días medido con una puntuación de Rankin modificada ≤ 2. Los resultados secundarios fueron la recanalización parcial o completa, evaluada con puntuaciones de lesión oclusiva arterial modificada de 2-3, la trombólisis en el infarto de miocardio o la trombólisis en el infarto cerebral y la mortalidad. El resultado de seguridad fue la hemorragia intracraneal sintomática (SICH). Los datos se agruparon en los grupos de control e intervención, y se calcularon los odds ratios con un intervalo de confianza del 95%. La heterogeneidad estadística se evaluó con el método de χ2 Mantel-Haenszel y el método Iâ��. Un valor p < 0,05 se consideró estadísticamente significativo. La heterogeneidad se consideró significativa para valores p < 0,10. Resultados: Se incluyeron 12 ensayos con 2725 participantes. En comparación con la terapia estándar, el tratamiento endovascular mejoró significativamente el resultado a los 90 días (OR: 1,77; IC del 95%: 1,51-2,08). Este resultado se vio afectado por una heterogeneidad significativa. Después de un análisis de sensibilidad, excluyendo los ensayos en los que la demostración de oclusión de grandes vasos no fue un criterio de inclusión, el resultado primario mejoró en el grupo de intervención (OR: 2,05 IC del 95%: 1,70-2,46), con heterogeneidad no significativa. La tasa de recanalización fue mayor y la mortalidad fue menor en los grupos de intervención, pero estas diferencias no fueron significativas. La proporción de SICH fue ligeramente superior en los grupos de intervención, nuevamente sin significación estadística. Conclusión: El tratamiento endovascular para el accidente cerebrovascular isquémico agudo asegura un aumento significativo de pacientes con un pronóstico favorable en comparación con la terapia estándar en ausencia de riesgo. Los estudios vasculares antes del tratamiento son obligatorios.