Juan Eichhorn
I. Planteamiento del problema
¿Contribuye la gestión forestal a asegurar el almacenamiento de carbono en los bosques de hayas?
Los bosques almacenan carbono en gran medida tanto por encima como por debajo del suelo.
El haya de volumen sólido muestra un alto y creciente aporte de C sobre el suelo de aproximadamente 120 t C/ha. El valor subterráneo es de aproximadamente 160 t C/ha (excluyendo páramos; Evers et al., 2019, Wördehoff et al., 2011)).
La estabilidad de los suministros de carbono en los bosques depende principalmente de la vitalidad de la biomasa aérea. Como indicadores ejemplares se presentan la tasa de mortalidad anual, la fructificación y la foliación del haya.
II. Metodología y Orientación Teórica.
La base de los datos proviene del seguimiento forestal en los estados federados del noroeste de Alemania desde 1984 hasta la actualidad (2018).
Indicadores rectores: condiciones atmosféricas y variables meteorológicas, información de gestión forestal.
Evaluación mediante análisis de resiliencia, deducción de orientación para la toma de decisiones para el manejo forestal.
III. Hallazgos
La mortalidad anual es un indicador esencial de la vitalidad de los árboles.
La tasa de mortalidad del haya, hasta ahora baja, se mantuvo sin cambios hasta finales de 2018 a pesar de la sequía de ese año, lo que indica la alta adaptabilidad del haya a las condiciones ambientales cambiantes.
La asignación de carbono del haya es un factor contribuyente. Se presentarán tres indicadores de impacto y también sumideros de carbono: fructificación, foliación e incremento del diámetro.
Fructificación
El haya (en Hesse) fructifica actualmente a intervalos más cortos (de 1988 a 2018 había un mástil cada 2,6 años; de 1839 a 1987: 4,7 años (Paar et al., 2011), ampliamente sincronizados en varias localidades.
Una razón importante para ello es la radiación global, pero también hay influencias que pueden controlarse mediante la gestión forestal (Jandi et al.: 2007, Jarvis, 2005).
Propiedades del sumidero a través del crecimiento y la interacción.
En 2018, el crecimiento del diámetro de las hayas comienza por encima del promedio. Sin embargo, el crecimiento finaliza y permanece inactivo a partir de mediados de junio en los sitios con escasez de agua (Wagner et al. 2019).
Existe una conexión entre el incremento del diámetro y las condiciones climáticas, así como la interacción con la fructificación.
IV. Conclusión y significado
Hasta el momento la mortalidad anual del haya es baja, pero las influencias externas provocan alteraciones en la asignación de C, pero sin superar los valores umbral del desarrollo forestal estable.
Una fructificación más frecuente favorece un desarrollo forestal más natural con rejuvenecimiento natural, estructuras forestales mixtas y bosques multifuncionales (WBGU, 2009; Jarvis, 2005). Teniendo en cuenta las posibles consecuencias a largo plazo del verano extremo de 2018, este resultado positivo para el haya debe considerarse con un signo de interrogación.