Samuel Baca1, Oswalt R. Jiménez2, Dorian González3, Jorge A. Huete-Pérez3, Rogelio Trabanino1, Mavir Carolina Avellaneda1*
En la actualidad, muchos métodos convencionales de manejo de cultivos han sido insuficientes para enfrentar los efectos del cambio climático sobre la producción de alimentos, tales como sequías, calor, deficiencia de nutrientes del suelo y la aparición de nuevas cepas de patógenos. El uso de insumos biológicos, como Trichoderma spp , ha demostrado ser útil para mejorar la producción de cultivos y la seguridad alimentaria. Sin embargo, en los países centroamericanos no existe suficiente experiencia para acelerar, de manera práctica, su uso a mayor escala. Aquí, reportamos por primera vez el estudio de una colección de cepas de Trichoderma spp de Nicaragua y Honduras con el propósito de analizar su diversidad genética y su potencial como agentes de control biológico y promotores de crecimiento en tomate. La diversidad genética se estimó mediante la secuenciación de la región nuclear ribosomal Internal Transcribed Spacer (ITS). Posteriormente, se realizaron experimentos bifactoriales para probar el potencial de dos cepas (TN1C y TC01) y dos estructuras (conidios y microesclerocios) para controlar una cepa dañina de Fusarium solani , seguido de experimentos bifactoriales, considerando los mismos factores, pero analizando sus efectos como promotor de crecimiento en condiciones de invernadero. Las secuencias de ADN amplificadas de las regiones ITS (1-F y 4) indican que hay dos especies, T. asperellum y T. harzianum , en lugar de una, en consonancia con las observaciones morfológicas. El modelado bayesiano y de parsimonia agrupó las cepas de Trichoderma por especie, proporcionando nuevos conocimientos sobre las relaciones filogenéticas y los polimorfismos de nucleótidos. Las cepas TN1C y TC01 mostraron una reducción en el porcentaje de daño causado por F. solani . Además, estas cepas aumentan el porcentaje de germinación de semillas, la altura de la planta, el diámetro del tallo y el número de hojas en plántulas y plantas de tomate. La longitud y el volumen de la raíz aumentaron solo en las plántulas. Los microesclerocios tuvieron un mejor desempeño con respecto a los conidios en el desarrollo del crecimiento de las plantas. Estos resultados fortalecen los proyectos de investigación en curso y los programas incipientes de control biológico orientados a beneficiar a los productores de tomate.