Folquet AM, Dainguy ME, Kangoute M, Kouakou C, Kouadio E, Zobo Konan N, Oka Berete G, Kouadio Yapo G, Gro Bi A, Djivohessoun A, Djoman I y Jager F
Introducción: El objetivo de nuestro estudio fue describir los patrones de morbilidad y mortalidad en pacientes pediátricos VIH positivos seguidos en la unidad a cargo del VIH pediátrico, en el departamento de pediatría del Hospital Universitario Docente de Cocody (CHU-Cocody).
Método: Este estudio retrospectivo de base hospitalaria se centró en 218 pacientes pediátricos inscritos en el CHU-Cocody desde el 28 de noviembre de 2005 hasta el 30 de junio de 2010. Se describieron y compararon los resultados de los niños con terapia antirretroviral (grupo A) y los niños sin terapia antirretroviral (grupo B). Terapia antirretroviral (TAR): la elegibilidad siguió las pautas nacionales, por lo que se retuvo el tratamiento para los niños inmunocompetentes o aquellos con contraindicaciones para las TAR, como transaminasas elevadas (>10x) o distrés vital.
Resultados: La edad media de los niños del grupo A fue de 66,11 meses, presentaban síntomas en el 84,74% de los casos y presentaban inmunodeficiencia grave en el 54,74%. Los niños del grupo B eran más jóvenes (edad media=49,14 meses), en su mayoría sólo ligeramente sintomáticos (39,80%) y por tanto normalmente sin inmunodeficiencia grave (64,29%). Casi todos los niños estaban infectados con VIH-1 y recibían profilaxis con cotrimoxazol. Se produjeron 764 eventos de enfermedad durante el seguimiento, incluidos 633 en el grupo A y 131 en el grupo B. La anemia (p=0,036) y la neumonía (p=0,011) fueron más frecuentes en el grupo A. Las hospitalizaciones fueron más comunes en los niños del grupo A (124/190) que en los del grupo B (10/28, p=0,0027). En el grupo B, la tasa de mortalidad fue muy alta (75%) (OR=16, IC 95% [5,79-45,90], P<0,001) y afectó predominantemente a niños menores de 24 meses (OR=0,08, IC 95% [0,01-0,47], p=0,0017) y más precoces (OR=0,21, IC 95% [0,03-1,25], P=0,047).
Conclusión: Queda mucho por hacer en los países con recursos limitados para mejorar el tratamiento y la supervivencia del VIH en la población pediátrica, especialmente entre los más pequeños, que se ven debilitados por las enfermedades infantiles. La aplicación de las recomendaciones de la OMS por parte de los gobiernos debe convertirse en una prioridad, con el fin de mejorar la supervivencia de los niños afectados.