Abigail Affiong Mkperedem, David Durojaiye, Abiodun Olawale Afolabi, Charity Aremu, Stephen Otu, Etta-oyong, Udochukwu Iheanacho Erondu, Cyril Abang
Para explorar las fallas amplificadas por la COVID-19 en la prevalencia de la subyugación de las mujeres en matrimonios sin una vía de escape equitativa (divorcio), incluso en casos de mala salud en la sociedad nigeriana, este artículo consideró y analizó información de la versión King James de la Santa Biblia, el Corán, libros relacionados, revistas, artículos y comentarios de Internet sobre el impacto de la violencia doméstica, la endogamia y el divorcio en la salud de las mujeres en Nigeria antes y durante la pandemia de COVID-19.
La tasa de divorcios o separaciones de cualquier tipo de matrimonio en Nigeria ha aumentado a pesar de la popularidad del matrimonio endogámico. La Ley de Causas Matrimoniales de Nigeria de 1970 tenía como objetivo controlar la terminación de las uniones legalizadas, ya que el requisito de anulación consuetudinario de los tres sistemas de uniones estatutarias, tradicionales e islámicas, que se basan en diferentes costumbres, afecta a las mujeres más que a los hombres en Nigeria debido a la profunda norma cultural del patriarcado. Como resultado, muchas mujeres quedan atrapadas en una unión abusiva o en un contrato de corta duración que emana de doctrinas culturales y religiosas de larga data aprendidas en los años de formación. La cuestión de la endogamia ha sido adoctrinada culturalmente en todos los niños, desde la edad temprana hasta la edad adulta, lo que hace que la idea obvia de negar esta antigua costumbre sea un delito en sí misma. Con la reciente actividad de confinamiento en todos los estados que amplifica las fallas en las normas sociales en el aspecto del matrimonio, la era posterior al COVID-19 será un momento para reconstruir los cambios en las normas sociales. Recomendamos que se apoye a las parejas de las mujeres, así como a las opciones de separación; también se deben proporcionar estrategias de comunicación adecuadas, apoyo económico, social y de atención sanitaria a las mujeres en las etapas de divorcio. Se deben promover programas que promuevan el pluralismo cultural y religioso y los padres deben permitir que sus jóvenes adultos ejerzan la libertad matrimonial y la soberanía religiosa.