Thomas W Owens, Andrew P Gilmore, Charles H Streuli y Fiona M Foster
El cáncer es una enfermedad en la que los procesos fisiológicos normales se desequilibran, lo que conduce a la formación de tumores, metástasis y, finalmente, la muerte. Los recientes avances biológicos han llevado a la aparición de terapias dirigidas para complementar la quimioterapia y la radioterapia tradicionales. Sin embargo, un problema importante al que todavía se enfrenta la medicina moderna es la resistencia a las terapias, ya sean dirigidas o tradicionales. Por lo tanto, para aumentar las tasas de supervivencia de los pacientes con cáncer, es fundamental que sigamos identificando dianas moleculares para la intervención terapéutica. Las proteínas inhibidoras de la apoptosis (IAP) actúan aguas abajo de una amplia gama de estímulos, como las citocinas y las interacciones con la matriz extracelular, para regular la supervivencia, la proliferación y la migración celular. Estos procesos se desregulan durante la tumorogénesis y son fundamentales para la propagación metastásica de la enfermedad. Las IAP suelen estar reguladas al alza en el cáncer y, por lo tanto, se han convertido en el foco de mucha investigación como biomarcadores y dianas terapéuticas. Aquí analizamos las funciones que pueden desempeñar las IAP en el cáncer y los posibles beneficios y desventajas que podría tener el hecho de dirigirse a ellas en la clínica.