Yophtahe B Woldegerima 1 * , Tikuneh A Yetneberk 1 , Habtamu K Getinet 2
Introducción: La ventilación mecánica tiene un papel importante en el tratamiento del síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), a pesar de las complicaciones perjudiciales como la lesión pulmonar asociada a la ventilación mecánica (VALI). Aunque se considera que la ventilación con protección pulmonar (VLP) minimiza la VALI y mejora los resultados, existen controversias sobre su eficacia y formas de administración. Este artículo tuvo como objetivo revisar la evidencia actual y desarrollar una guía de práctica clínica; especialmente para entornos con recursos humanos y materiales limitados.
Métodos: Se recopiló la evidencia actual mediante motores de búsqueda científicos de confianza, como PubMed, Google Scholars y Cochrane Library, estableciendo métodos de filtrado adecuados. La evidencia recopilada se evaluó críticamente mediante las herramientas adecuadas. Se formularon conclusiones y recomendaciones finales comparando los beneficios y las desventajas de las estrategias alternativas en función de los niveles de evidencia y las clases de recomendación.
Discusión: Se encontró que la ventilación con presión positiva continua (LPV) disminuye la morbilidad, la mortalidad y la estancia hospitalaria, y mejora los resultados a largo plazo. Puede aplicarse limitando el volumen corriente (TV = 4-7 ml/kg), la presión meseta al final de la inspiración (Pplat <30 cm H2O ) y la FiO2, y proporcionando PEEP. Hasta la fecha, se prefiere el uso del protocolo PEEP/FiO2 diseñado por los ensayos ARDSnet y ARMA. Por el contrario, la ventilación con TV y PEEP bajos se asocia con mortalidad. La mayoría de la literatura se inclina por utilizar maniobras de reclutamiento, pero con cautela o evitarlas en caso de inestabilidad hemodinámica. Ningún modo de ventilación se encontró superior a los demás. Se encontró que la oxigenación, los resultados a largo plazo y la mortalidad mejoran con aplicaciones tempranas y prolongadas de posición prona. Los agentes bloqueantes neuromusculares (BNMS) tienen resultados equívocos. Pueden mejorar la oxigenación a pesar del mayor riesgo de miopatía adquirida en la UCI. Sin embargo, estudios recientes sugirieron el inicio sistemático y temprano de los BNMS en el SDRA moderado a grave, y el cis-atracurio es el fármaco de elección.
Conclusión: Los pacientes con SDRA deben ser tratados con una estrategia de ventilación mecánica de bajo volumen (LPV), utilizando un volumen corriente más bajo, una presión meseta al final de la inspiración limitada, un protocolo de titulación de PEEP:FiO2 , maniobras de reclutamiento, una posición en decúbito prono más prolongada y dispositivos de bloqueo muscular no invasivo. Se preparó un enfoque algorítmico para simplificar la implementación.