Meenoo S, Bhoomika Tantuway, Karishma Bhatia
La prematuridad es una de las principales causas de mortalidad neonatal en todo el mundo. Los supervivientes también sufren complicaciones a largo plazo y una discapacidad permanente significativa del desarrollo neurológico. Contribuye a alrededor del 70% de las muertes neonatales y al 36% de la mortalidad infantil. La mortalidad neonatal se puede reducir mediante un diagnóstico adecuado, la administración de corticosteroides, el uso de tocolíticos por parte de los médicos y el traslado oportuno a un centro con unidad de cuidados intensivos neonatales. Sólo entre el 10% y el 30% de los casos con síntomas de parto prematuro llegan a un parto prematuro. Por tanto, es necesario diferenciar entre el parto prematuro verdadero y la amenaza de parto prematuro (TPTL). Este último se diagnostica con la aparición de contracciones uterinas regulares (al menos una cada diez minutos) con cambios cervicales mínimos o nulos y membranas intactas. No existe una definición exacta de TPTL y varía entre diversas instituciones y países. Durante la última década, ha habido un enorme desarrollo para ayudar a predecir el parto prematuro. Recientemente, la medición transvaginal de la longitud cervical y la presencia de fibronectina fetal (ffn) y/o proteína fosforilada transportadora del factor de crecimiento de insulina - 1 (phIGFBP - 1) en el líquido cervical se pueden utilizar para diferenciar entre parto prematuro verdadero y amenaza de parto prematuro.