Cristian Riella y Theodore I. Steinman
Manejo de la hipertensión: La asociación de la hipertensión con las enfermedades cardiovasculares y renales es continua e independiente de otros factores de riesgo. A pesar del aumento de la concienciación y el tratamiento de la hipertensión en la última década, menos del 50% de los adultos en los EE.UU. UU. tienen un control adecuado de la presión arterial. Cada aumento del 10% en el tratamiento de los pacientes con hipertensión podría evitar 14.000 muertes adicionales. Este artículo analiza la evidencia más reciente que orienta el manejo actual de la hipertensión.
Las principales clases de fármacos utilizados para tratar la hipertensión son los diuréticos (tiacidas, antagonistas del asa y de la aldosterona), los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, los bloqueadores de los receptores de angiotensina, los bloqueadores de los canales de calcio y los betabloqueantes. Los bloqueadores alfa-adrenérgicos y los inhibidores directos de la renina se utilizan con poca frecuencia y se utilizan principalmente como el cuarto o quinto agente añadido.
No se ha establecido un consenso sobre la elección inicial del fármaco. En pacientes con indicaciones convincentes, como cardiopatía isquémica, diabetes, enfermedad renal crónica y accidente cerebrovascular, algunas clases han demostrado mayores beneficios. Es ampliamente aceptado que la reducción de la presión arterial es el determinante más importante para reducir el riesgo cardiovascular cuando no hay indicación para una clase particular de fármacos. Los pacientes hipertensos con enfermedad vascular central y periférica, enfermedad renal crónica y diabetes deben tener una presión arterial objetivo más baja.
En pacientes con hipertensión primaria leve que reciben monoterapia y no controlan adecuadamente la presión arterial, se puede intentar una monoterapia secuencial antes de añadir otro fármaco. La terapia combinada debe considerarse desde el inicio en individuos con presiones arteriales que excedan 20/10 mmHg por encima del rango objetivo establecido.
Se ha demostrado que la combinación de un inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina más un bloqueador de los canales de calcio es superior a otras combinaciones. Considerando el impacto que puede tener un tratamiento adecuado en la prevención de muertes, el desafío es mejorar el acceso a la atención de los pacientes con hipertensión.