Sahni P, Kumar M y Pachauri R
A pesar de un siglo de investigación sostenida, los científicos del cerebro siguen ignorando el funcionamiento de ese órgano de tres libras que es la sede de toda la actividad humana consciente. Muchos han tratado de atacar el problema examinando los sistemas nerviosos de organismos más simples. La dificultad de establecer un vínculo entre la biología y el comportamiento en los seres humanos es aún más aguda. Existen técnicas que se utilizan para registrar la actividad de neuronas individuales en seres humanos vivos. Estos métodos innovadores podrían, en principio, comenzar a tender un puente entre la activación de las neuronas y la cognición: la percepción, la emoción, la toma de decisiones y, en última instancia, la conciencia misma. Descifrar los patrones exactos de actividad cerebral que subyacen al pensamiento y la conducta también proporcionará conocimientos críticos sobre lo que sucede cuando los circuitos neuronales funcionan mal en los trastornos psiquiátricos y neurológicos: la esquizofrenia, el autismo, el Alzheimer o el Parkinson. También se sabe que los anestésicos inhiben el transporte axoplásmico anterógrado rápido neuronal (FAAT) de manera reversible y dependiente de la dosis, pero el mecanismo preciso por el que los anestésicos impiden la conciencia sigue siendo desconocido en gran medida porque el mecanismo por el que la fisiología cerebral produce la conciencia no se explica. En el presente estudio hemos utilizado espectroscopia de dicroísmo circular y microscopía confocal de barrido láser para ver el efecto del propofol en el ensamblaje de la tubulina y la actina neuronales y analizar los cambios en sus estructuras secundarias.