Ali Alawieh, Firas H Kobaissy, Mazen Kurban y George Nemer*
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) siguen siendo la principal causa de muerte y de reducción de la esperanza de vida en todo el mundo según los informes de 2010 de la Carga mundial de morbilidad [1,2]. Las ECV afectan a todos los grupos de edad y el número de personas afectadas es cada vez más alarmante, por lo que resulta de suma importancia definir biomarcadores de diagnóstico temprano que puedan ser útiles para detectar y posiblemente prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares y accidentes asociados. En última instancia, estos biomarcadores podrían ayudar a establecer un régimen personalizado para el tratamiento de un paciente determinado y abrir el camino a una nueva estrategia de diseño de fármacos.