Michael Patterson y Néstor Tomycz
En la medicina clínica del dolor, existen situaciones en las que una prueba quirúrgica abierta es la única manera de brindarle al paciente la oportunidad de recibir neuroestimulación. Dichas situaciones pueden incluir la ubicación de un tratamiento quirúrgico previo, el dispositivo espinal y la cicatrización epidural. Aquí se presentan dos casos en los que médicos intervencionistas con experiencia en el tratamiento del dolor informaron a cada paciente de que una prueba quirúrgica era el único enfoque posible para que recibieran ese tratamiento. Dentro de nuestra institución, y a través de la colaboración entre los equipos de neurocirugía y medicina del dolor, se ofreció una segunda opinión diferente. A pesar de las limitaciones en el acceso al espacio epidural, y en función de la distribución de los síntomas, se ofreció con éxito una prueba percutánea a cada uno de ellos. Como resultado, estos pacientes pudieron probar este tratamiento antes de comprometerse con una intervención quirúrgica adicional.