Carolina Marilou de Booij
En los Países Bajos, unas 43.000 personas sufren un ictus cada año y más de 320.000 tienen que hacer frente a sus consecuencias. Tras un ictus, las células cerebrales del tejido que rodea la lesión mueren, lo que provoca deterioro motor y discapacidades cognitivas. Dado que las formas actuales de rehabilitación son muy agotadoras y repetitivas para los pacientes, se están desarrollando nuevos enfoques de rehabilitación eficaces que utilizan juegos serios y realidad virtual (RV). Con los juegos serios, es posible estudiar cómo las personas con discapacidades cognitivas, a veces combinadas con déficits oculares y/o motores, observan su entorno y procesan la información visual. Por ejemplo, las pruebas estándar para la evaluación de la negligencia visual posterior a un ictus solo son útiles para identificar la negligencia peripersonal (espacio cercano), y no la negligencia personal (corporal) o extrapersonal (espacio lejano). La deficiencia de la detección de la negligencia en el espacio extrapersonal se puede superar utilizando imágenes estereoscópicas en VR, que permiten un entorno tridimensional. Además, el campo de visión se podría adaptar durante la ejecución de diferentes tareas cognitivas a lo que el individuo es capaz de ver después de la negligencia o pérdida del campo visual posterior a un ictus. Por lo tanto, las tecnologías de seguimiento ocular y cefálico asistido deberían integrarse con un entorno de realidad virtual para observar los patrones de mirada y los movimientos de la cabeza de los pacientes con ictus. Esta evaluación permitiría una rehabilitación más personalizada y podría detectar si es necesario un tratamiento visual adicional. De esta manera, se acelerará la recuperación cognitiva al tener en cuenta las posibilidades del seguimiento ocular y cefálico en entornos virtuales para una evaluación y rehabilitación cognitiva óptimas tras diferentes tipos de ictus.