Abstracto

Selenio y vitamina A y E en la nutrición de prematuros de muy bajo peso al nacer

Cleide Enoir Petean Trindade y Lígia Maria Suppo Souza Rugolo

 Las defensas antioxidantes deficientes en los bebés prematuros se han relacionado con enfermedades como la displasia broncopulmonar, la retinopatía del prematuro, la enterocolitis necrotizante, la leucomalacia periventricular y la hemorragia intraventricular. Las propiedades antioxidantes del selenio, la vitamina A y la vitamina E hacen que estos elementos sean importantes en la nutrición de los bebés de muy bajo peso al nacer (MBPN). El selenio es un componente de la glutatión peroxidasa, una enzima que previene la producción de radicales libres. La disminución del selenio plasmático en los bebés de MBPN en el primer mes después del nacimiento demuestra que los bebés prematuros tienen bajas reservas de selenio y requieren suplementación mediante nutrición parenteral y enteral. Un metaanálisis, con solo tres ensayos, mostró que la suplementación con selenio no afectó la mortalidad ni la incidencia de enfermedad pulmonar crónica neonatal o retinopatía del prematuro, pero se asoció con una reducción de la sepsis de aparición tardía. La mayoría de los lactantes de muy bajo peso al nacer y de peso extremadamente bajo al nacer (ELBW) nacen con reservas bajas de vitamina A y necesitan suplementación de vitamina A por vía intramuscular o enteral. Las concentraciones bajas de retinol plasmático aumentan el riesgo de enfermedad pulmonar crónica/displasia broncopulmonar y discapacidades respiratorias a largo plazo en los lactantes prematuros. Hay evidencia de que la suplementación con vitamina A disminuye la mortalidad o el requerimiento de oxígeno al mes de edad, y el requerimiento de oxígeno a las 36 semanas de edad posmenstrual. La vitamina E bloquea la peroxidación natural de los ácidos grasos poliinsaturados de las capas lipídicas de las membranas celulares. Los lactantes de muy bajo peso al nacer tienen una disminución de las concentraciones plasmáticas en el primer mes después del nacimiento, lo que sugiere la necesidad de suplementación con vitamina E. Un metaanálisis sobre la suplementación con vitamina E concluyó que la vitamina E no afectaba la mortalidad, el riesgo de displasia broncopulmonar y enterocolitis necrosante, pero reducía el riesgo de hemorragia intraventricular y aumentaba el riesgo de sepsis. Concentraciones séricas de vitamina E superiores a 3,5 mg/dl se asocian a una disminución del riesgo de retinopatía grave del prematuro y ceguera, pero también a un aumento de la sepsis neonatal. Se recomienda precaución con la suplementación de dosis altas de vitamina E parenteral y con la suplementación que aumente los niveles séricos por encima de 3,5 mg/dl. En conclusión: aunque se sabe que los prematuros presentan deficiencia de selenio, vitamina A y E, se requieren más estudios para determinar la mejor forma de suplementar y el impacto de la suplementación en el resultado neonatal.

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