Shahana A Choudhury y Fazle Matin
Antecedentes: Sigue habiendo inquietudes con respecto a la inmunidad al sarampión, las paperas y la rubéola en niños infectados por VIH y la necesidad de dosis de refuerzo durante la adolescencia tardía o la adultez temprana. Métodos: Evaluamos los anticuerpos contra el sarampión, las paperas y la rubéola en 13 niños infectados por VIH y 13 niños de control de la misma edad. Todos los niños habían recibido 2 dosis de la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR). Los niveles de anticuerpos contra el sarampión, las paperas y la rubéola se evaluaron mediante ELISA a una media de 30 meses en el grupo infectado por VIH y 27 meses en los niños de control, después de una segunda dosis de la vacuna MMR. Los anticuerpos MMR considerados como niveles protectores fueron >1,1 ODR (cociente de densidad óptica) para el sarampión y las paperas y >9,9 UI/ml para la rubéola. Resultados y conclusiones: De los trece niños infectados por VIH, sólo cuatro (31%) (p=0,01) tenían un nivel protector (>1,11 ODR) de anticuerpos contra el sarampión y cinco (38%) (p=0,04) tenían un nivel protector de anticuerpos contra las paperas en comparación con once (85%) de los trece controles. Aunque la prevalencia de inmunidad protectora (>9,9 UI/ml) para la rubéola fue comparable en los niños infectados por VIH y en los controles, los niveles de anticuerpos fueron significativamente inferiores (p=0,01) en los niños infectados por VIH en comparación con sus contrapartes de control. Los resultados de nuestro estudio muestran que aproximadamente el setenta por ciento de los niños y adolescentes infectados por VIH en comparación con sus contrapartes de control, siguen siendo susceptibles al sarampión y las paperas, a pesar de dos dosis de la vacuna MMR. Por lo tanto, recomendamos que se consideren dosis de refuerzo de la vacuna MMR en niños y adolescentes infectados por VIH cuando se expongan a brotes de estas enfermedades infecciosas en los EE. UU. Tal vez sea necesario realizar más estudios prospectivos y de mayor tamaño en niños infectados por el VIH para determinar si la menor inmunidad en este grupo se debe a una falla primaria de la vacuna o a una disminución de la inmunidad.