Scott W. Campbell*
La soledad tiene la capacidad de favorecer o suprimir el bienestar, según las condiciones en las que se experimente, y esas condiciones están cambiando en la era digital. Antes de la incorporación de Internet y los teléfonos móviles a la vida cotidiana, la soledad se consideraba principalmente una cuestión de estar físicamente solo. Hoy en día, las personas pueden conectarse socialmente en cualquier momento y en cualquier lugar, lo que significa que la soledad ya no es una experiencia obligatoria. Además, hay capas cada vez mayores de conexión social latente y expectativas subyacentes de accesibilidad que pueden afectar la forma en que las personas experimentan el tiempo a solas. Esta revisión aborda las condiciones cambiantes de la soledad en la era digital, al tiempo que reflexiona sobre cómo podemos comprender mejor sus beneficios para el bienestar en el futuro.