Allison Lamont
En la actualidad, los socorristas de emergencia y las personas de entre 38 y 52 años que tienen carreras profesionales o corporativas con mucho estrés informan de un deterioro del funcionamiento de la memoria, que normalmente se asocia con personas de mediana edad o mayores. Los resultados de las pruebas clínicas de esta población suelen reflejar una capacidad de memoria media alta o superior, y no muestran una correlación significativa con las experiencias individuales cotidianas de disminución del funcionamiento laboral. Los clientes, tanto en entornos clínicos como laborales, informan de que temen una pérdida grave de la memoria o incluso una enfermedad neurodegenerativa de aparición temprana. El estrés y la ansiedad generados por estos temores, la pérdida de memoria y de confianza en la toma de decisiones, combinados con la sobrecarga de información endémica durante el apogeo de una carrera profesional exigente, se entrelazan para afectar el funcionamiento tanto en el lugar de trabajo como en otras facetas de la vida de un individuo. Para abordar estas deficiencias, se ha impartido un programa interactivo que combina la gestión del estrés, el procesamiento cerebral eficiente y la mejora de las habilidades de memoria, en seminarios individuales o en el lugar de trabajo. El análisis cualitativo de los resultados indica un mayor control sobre el estrés, una mejora en el procesamiento de la información y un retorno a la precisión de la memoria. Para facilitar el acceso al programa, una academia de formación integral está produciendo graduados capaces de impartir el programa basado en investigación en una variedad de entornos.