Roberto Ronchetti y Mario Barreto
La definición de “estado atópico”, es decir, sujetos que presentan al menos una pápula cutánea con un diámetro mínimo de 3 mm inducida por una prueba cutánea de punción con alérgenos (ASPT), se basa en la suposición de que el tamaño de la pápula depende completamente de la cantidad de histamina producida en la reacción antígeno-anticuerpo. Sin embargo, varios estudios epidemiológicos han demostrado que una pápula inducida por ASPT está fuertemente modulada por la “reactividad cutánea a la histamina” (HSR), es decir, el tamaño de la pápula inducida por una prueba cutánea realizada con una solución dada de histamina. La HSR no solo varía ampliamente según las características individuales y el entorno geográfico, sino que también cambia con el tiempo; estas diferencias en la HSR influyen notablemente en la cantidad de IgE específica necesaria para producir una pápula de al menos 3 mm en una ASPT. Por lo tanto, lo ideal sería concebir la existencia de dos tipos de “pacientes atópicos”: un tipo en el que la “atopia” es principalmente el resultado de un nivel elevado de anticuerpos IgE específicos, y otro tipo en el que los ASPT positivos son principalmente el resultado de una marcada reactividad de la piel a cantidades incluso pequeñas de histamina. Si la hiperreactividad a la histamina se produce no sólo en la piel sino también en otras partes del organismo, especialmente a nivel de las mucosas, la producción “normal” de histamina puede causar síntomas clínicos crónicos o recurrentes.