Elena Rusci
El cambio climático, las bajas emisiones de carbono y la protección de los derechos humanos son áreas de interés común en la economía global y estos desafíos están ganando cada vez más atención entre la industria de servicios financieros, las empresas y las instituciones y, de manera más amplia, entre la opinión pública. En los últimos años, numerosos sectores industriales han experimentado cambios estructurales, creando nuevos mercados, oportunidades comerciales y de empleo, además de emprender modelos comerciales innovadores capaces de crear ganancias sin perjudicar a las personas y al planeta. Hoy, tres de cada cinco empresas en todo el mundo utilizan los Estándares de Informes de Sostenibilidad de la Global Reporting Initiative (GRI) para comunicar su impacto ambiental y social, ya sea dentro de su informe anual o a través de otros documentos como el Informe de Sostenibilidad. El marco de GRI ofrece a las empresas un método para comunicarse con los inversores y otras partes interesadas sobre cómo miden y gestionan su capital social, humano y financiero, además de su impacto en el capital natural. Al informar sobre temas de sostenibilidad, los gerentes se preguntan no solo cómo obtener ganancias sino también cómo minimizar su impacto. Esta nueva tendencia muestra que el clima y la economía están íntimamente vinculados tanto para las empresas como para los inversores. Hoy en día, los gestores que operan en el mercado se preguntan cómo gestionar mejor los riesgos y las oportunidades que surgen de la transición hacia una economía baja en carbono. Las instituciones financieras, por su parte, han estado trabajando en la implementación de requisitos de sostenibilidad en sus sistemas internos y en el proceso de toma de decisiones de inversión, como lo ha hecho la Comisión Europea, que ha tomado la iniciativa a nivel internacional al reorientar los flujos de capital hacia una economía más sostenible. Casi todos los inversores que respondieron a una encuesta realizada por EY en 2018 afirmaron que evalúan la divulgación no financiera de una empresa. Los principales factores que se tienen en cuenta en la toma de decisiones de inversión tienen que ver con los riesgos relacionados con la gobernanza, la cadena de suministro, los derechos humanos y el cambio climático. La creciente demanda de los inversores de información sobre activos no financieros refleja una comprensión más sofisticada del vínculo entre el rendimiento y los temas ambientales, sociales y de gobernanza (ESG). En otros términos, la sostenibilidad ha evolucionado desde una preocupación operativa a una postura más estratégica. Si al principio, la sostenibilidad se consideraba una preocupación operativa, que consistía en un esfuerzo en gran medida defensivo para reducir la huella ambiental de las empresas y reducir el desperdicio, hoy ha evolucionado hacia una postura más estratégica, que va desde la reducción de costes hasta la innovación.