Anna Rita Marchi
La creciente prevalencia del autismo ha amplificado la necesidad de evidencia de tratamientos conductuales para disminuir el impacto de los síntomas en el funcionamiento de los niños con este síndrome. Actualmente no existen curas ni terapias psicofarmacológicas que actúen sobre todos los síntomas del trastorno. El objetivo de la investigación es la revisión sistemática de la evidencia de la efectividad de la terapia conductual intensiva temprana (EIBI) para aumentar las conductas y habilidades funcionales de los niños con TEA. El término "trastorno del espectro autista" (TEA) es la nomenclatura clínica que se utiliza comúnmente para definir estos trastornos que a lo largo de la vida afectan al cerebro y la conducta de los individuos que los padecen. Los resultados de esta revisión son consistentes con la mayoría de los estudios de metaanálisis de EIBI, que muestran efectos positivos a favor de EIBI para el CI y la conducta adaptativa. Conclusiones de los autores: Hay cierta evidencia que demuestra que EIBI es un tratamiento efectivo para los niños diagnosticados con TEA. La evidencia indica aumentos en las áreas de CI, conducta adaptativa, socialización, comunicación y habilidades de la vida diaria, con importantes ganancias en CI y socialización. Como resumen de los principales resultados se demostró que la EIBI mejora la conducta adaptativa, la capacidad cognitiva (CI), el lenguaje expresivo y receptivo, las habilidades comunicativas, la competencia social y las habilidades de la vida diaria. Todos los padres de un niño autista desde el momento del diagnóstico esperan que su hijo pueda, mediante la atención adecuada, llegar algún día a ser capaz de llevar una vida normal. Howling en 2005, dice que entre el 20 y el 25 por ciento de las personas con trastorno autista alcanzan un cierto nivel de independencia y trabajo individual.