Minghua Zhou y Tingyue Gu
Las celdas de combustible microbianas (CMF) han demostrado su capacidad en condiciones de laboratorio para tratar diversos tipos de aguas residuales con la consiguiente producción de bioelectricidad. También pueden funcionar como celdas de electrólisis microbiana (CEM) con un voltaje externo para producir algunos bioproductos como metano e hidrógeno. En los últimos años se han logrado enormes avances en la configuración de reactores, diseño de electrodos, diseño de membranas y apilamiento de unidades múltiples. Sin embargo, las tecnologías de las CEM y las CEM aún están lejos de estar listas para aplicaciones del mundo real más allá de la alimentación de pequeños dispositivos sensores. Este trabajo analiza los principios de la bioelectroquímica y varios obstáculos en las operaciones de las CEM. Señala que el próximo gran avance puede provenir del uso de biopelículas diseñadas con características de rendimiento superiores que mejoren en gran medida la transferencia de electrones y la apetencia de diversas materias orgánicas en las corrientes de aguas residuales.