Farhang Sasani, Havva Marzban, Javad Javanbakht, Farhad Moosakhani y Mahsa Imanparast
Obviamente, una de las causas más importantes de Enterotoxemia en animales domésticos es Clostridium perfringens. En el presente estudio, C. perfringens tipo A (56,66%), tipo D (26,66%) y tipo B (16,66%) fueron respectivamente las bacterias más abundantes en muestras intestinales de 30 bovinos y terneros con enterotoxemia. La incidencia de toxinas α, β y ε en contenidos intestinales extraídos, por el método Sandwich ELISA, se determinó 89/98%, 99/19% y 33,33% respectivamente. El examen histopatológico de diferentes órganos de 12 bovinos y terneros con enterotoxemia y afección por C. perfringens indicó las siguientes lesiones; Corazón: congestión (40%), hemorragia (30%), miólisis leve (10%), sarcocistosis (30%), endocarditis linfocítica (10%), pericarditis (10%) e hipertrofia de miocardiocitos (20%). Hígado: hepatitis (27%), necrosis coagulativa (36%), hemorragia (19%), fibrosis hepática severa (9%) y absceso hepático (9%). Bazo: congestión (33%), hemorragia (33%), depleción de tejido linfoide (16%), inflamación fibrinohemorrágica capsular (16%) y hemosidrosis (33%). Intestino: enteritis necrohemorrágica (40%), enteritis linfoplasmocítica (50%), inflamación subserosa necrótica y supurativa (10%), congestión (10%), edema (10%) y acortamiento y fusión de vellosidades (10%). Ganglios linfáticos: congestión (25%), trombosis y hemorragia (25%), edema (25%), linfocitolisis (25%) y linfadenitis fibrinosa (25%). Pulmón: congestión (36%), hemorragia (9%), edema (27%), atelectasia (9%), enfisema (9%), neumonía embólica (9%), bronconeumonía purulenta (18%), neumonía fibrinosa (45%), neumonía por manguito (18%), fibrosis interlobulillar (9%) y absceso pulmonar (9%). Riñón: congestión (12,5%), necrosis tubular aguda (25%), atrofia glomerular (12,5%), nefritis intersticial (50%) y gotitas hialinas (12,5%). Los datos actuales demuestran que en el entorno de laboratorio, la reproducibilidad, sensibilidad y respuesta lineal a la dosis de ELISA permite la estimación cuantitativa de diferentes tipos de bacterias y la actividad de las toxinas respectivas. Esto podría ser útil para monitorear la producción de toxinas. Nuestro estudio sugirió que, aunque algunas de las lesiones fueron desencadenadas por C. perfringens, algunas pueden ser causadas por otros patógenos que no se investigaron en esta investigación.