Megan Boya
En este informe analizaré las razones por las que nuestro sistema psiquiátrico actual necesita mejoras en lo que respecta al uso de fármacos psiquiátricos y cómo estos pueden no ser la respuesta a los síntomas de la esquizofrenia. Se trata de un tema importante de estudio, teniendo en cuenta los peligros para la salud a los que se enfrentan hoy los pacientes como resultado de su enfermedad y de la medicación que se utiliza para tratarla. He investigado las altas tasas de éxito de los programas alternativos de medicación mínima, como el diálogo abierto, que se centran más en las psicoterapias que en los fármacos antipsicóticos. He analizado los defectos fundamentales de nuestras ideas aceptadas sobre la esquizofrenia y las implicaciones que esta investigación neurobiológica tiene para los tratamientos. He destacado los problemas de la industria farmacéutica psiquiátrica (en particular los ensayos clínicos), que comercializa los fármacos de forma engañosa, creando un paradigma en el que los psiquiatras dependen en gran medida de los antipsicóticos para estabilizar a sus pacientes. Esta no es la mejor solución para la salud a largo plazo de los pacientes. En este informe he llegado a la conclusión de que las mejoras en nuestro sistema mediante una mayor integración de psicoterapias y dosis más bajas de fármacos psiquiátricos tendrían un gran impacto en la calidad del tratamiento que reciben los pacientes esquizofrénicos.