Mackenzie Deary, Timothy Buckey y Offie P. Soldin
En las últimas cuatro décadas se ha observado un enorme crecimiento en la eficacia de la metodología de análisis de la hormona estimulante de la tiroides (tirotropina, TSH) sérica, lo que ha establecido a la TSH como el sello distintivo de las pruebas de tiroides. En el centro de las consideraciones se encuentra la fuerte correlación positiva entre las concentraciones séricas de tirotropina y tiroxina libre. Si bien se acepta ampliamente que las concentraciones séricas elevadas de TSH son compatibles con la disfunción tiroidea, se debe considerar una gran multitud de factores adicionales antes de poder realizar un diagnóstico clínico preciso seguido de un tratamiento adecuado. Los estudios epidemiológicos han demostrado concentraciones séricas de TSH ligeramente elevadas entre la población de edad avanzada. Sin embargo, existe un debate sobre si estos niveles elevados de TSH reflejan una mayor prevalencia de hipotiroidismo entre los ancianos o un aspecto normal del envejecimiento saludable. Un análisis integral de las numerosas variables asociadas con este debate y la medición de la TSH como herramienta de diagnóstico en el envejecimiento debería proporcionar una perspectiva de los esfuerzos clínicos para diagnosticar y tratar la enfermedad tiroidea, en particular en la población de edad avanzada.